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“El sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación. Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, curar mi alma, sanar el corazón y algo que hice y no funciona bien”.
Papa Francisco, Audiencia general, 19.02.2014.
“El perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.
Papa Francisco, Audiencia general, 19.02.2014.
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Dios es quien perdona. Por eso, lo hago a la manera como Él me indica.
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Con total sinceridad, pienso en los pecados cometidos desde mi última confesión bien hecha.
Señor, me duele de corazón haber ofendido tu amor.
No quiero volver a cometer estos pecados, y tengo el propósito firme de luchar para enmendarme.
El sacerdote es el mismo Jesús que me acoge, que me escucha, que me comprende. Jesús sabe que decir mis pecados al confesor, me pone delante de mí mismo, y es principio de sanación.
La penitencia es algo que debo hacer o rezar para agradecer el perdón de Dios.
I
Señor Jesús. Cuando Pedro te negó tres veces, lo miraste con amor misericordioso para que llorase su pecado y se convirtiese a Ti de todo corazón. Mírame, envía tu Espíritu para que me ilumine y mueva mi corazón para que reconozca mis pecados, y arrepentido de ellos, me convierta a Ti y te siga fielmente de ahora en adelante. Virgen María, abre mi corazón a la verdad de mí mismo. Haz que en este examen me vea como me ve el Señor. Amén.
II
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas. Me pesa de todo corazón haberos ofendido, me pesa porque podeís castigarme con las penas eternas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
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Con mis hermanos
Los padres
Entre esposos
Relación sociedad-familia
En negrita: lo que dice el penitente.
En azul: lo que dice el sacerdote.
En rojo: las indicaciones.
Te arrodillas en el confesionario, y haces la Señal de la Cruz diciendo:
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima.
El sacerdote contesta:
Sin pecado concebida.
El Señor esté en tu corazón y en tus labios para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados.
Dices:
Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.
Empiezas diciendo cuándo fue tu última confesión:
Hace…. de mi última confesión. Cumplí la penitencia.
Jesús, te pido perdón por…
y dices los pecados al confesor.
Cuando has acabado, dices:
Y de todos los pecados de mi vida, te pido perdón, Señor.
Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mi, que soy un pecador.
El sacerdote te da unos consejos y te anima a la conversión. Te impone la penitencia, que es algo que tienes que rezar o hacer para agradecer el perdon.
A continuación, el sacerdote reza la oración con la cual Dios te perdona los pecados. Cuando oyes que el sacerdote dice estas palabras, haces la Señal de la Cruz recibiendo el perdón de Dios.
YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS, EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO.
Tú dices:
Amén.
El sacerdote te anima con unas breves palabras.
El Señor, que te ama infinitamente, ha perdonado tus pecados.
Vete en paz.
Tú dices:
Demos gracias a Dios.
Y te levantas contento del confesionario, dispuesto a cumplir la penitencia y a vivir tu nueva vida.